Circo
No soy la mujer barbuda, ni el hombre bala. Tampoco el payaso ni el enano, ni el trapecista, el domador o la chica al que el mago corta en mil pedazos todas las noches. Pero trabajo en un circo. Y todas las mañanas, cuando entro por la puerta, y veo la pista vacía, los caballos dormitando en sus cuadras y las caravanas de los artistas cerradas, dormidas, me acuerdo de mi abuelo, al que tanto le gustaba el circo, y que no perdió una sola ocasión de ir a verlo con la excusa de sus nietos pequeños, y de una tarde en Coney Island, al borde del mar, símbolo de un verano inolvidable.
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ALVARO -
Olabe -
Erri-Berri -
J. -
mr.shy -