Blogia
nomeacuerdo

Pasar a la acción

Hace mucho anuncié mis planes para pasarme a la clandestinidad, y trabajar en la sombra por la caída del capitalismo y la instauración de un régimen en el que yo mismo me ocuparía de controlar TODO, para ahorrar trabajo a los demás. Conseguí convencer a destacados nombres de la aristocracia capitalista, y con su ayuda (gracias, Madoff) hemos desencadenado una pequeña crisis mundial con la que esperamos dar la vuelta al orden mundial, y colocar la capital del nuevo mundo en un local vacío que hay frente a mi casa, para no tener que usar el metro, cada vez más infestado de yuppies que no quieren gastar gasolina. 

Mientras ese momento llega, el viernes decidí poner en marcha la estrategia de socialización del pánico, y en memoria de mis camaradas SHANDYS, me colé en la fiesta que ofrecía, amablemente, y para la aristocracia neoliberal, la insigne presidenta de la Comunidad de Madrid, doña Esperanza Aguirre. Con la ayuda de un abrigo elegante, un afeitado reciente y una bufanda de cuadros ingleses, me introduje sin problemas en una fiesta donde se daban cita una cantidad ingente de señores de rizos peinados hacia atrás con gomina y aspecto de regentar, desde su despacho en Génova, oscuros clubs de carretera. Una vez situado, definidas las medidas del local, comprobadas las salidas de emergencia y el estado alcohólico de los guardas de seguridad, aproveché un momento de distensión en el coctel para detonar mi sencillo artefacto: con un elegante golpe de muñeca, y a escasos centímetros de un grupo de consejeros, ministros y presidentes de comunidades autónomas, logré arrojar al suelo una bandeja repleta de copas de vino tinto, que es el que más mancha, sembrando el pánico y la confusión, momento que aproveché para lanzarme sobre mi verdadero objetivo: la tortilla de patatas. Si apoyas mi revolución, firma aquí

3 comentarios

el del blog -

Ay, esa bufanda roja, ¿dónde estará? Ahora lo único que hay rojo es una vieja edición de el Manifiesto Comunista, encontrada en una librería de viejo junto a la biografía de la primera cosmonauta soviética, que aguardan impacientes en mi mesilla de noche.

eresfea -

Te veo en plan revolucionario Allen.
Lástima de bufanda roja...

Joana -

¿A este señor lo han castigado aquí abajo?
No sé, puede.
¿Y por qué lo habían castigado?
No sé. Se lo preguntaremos.