G. S.
Nadie me cree cuando lo cuento, pero yo conocí a Gregorio Samsa. O casi. Fue en Santiago de Chile, en la sala de embarque del aeropuerto, esperando a un avión que no llegaba. La gente leía el periódico, compraba o vendía o compraba y vendía en los dutyfrees, y hacía como que entendía el panel de instrucciones para casos de emergencia. Entonces lo dijeron. Por megafonía: "Atención, último aviso para Gregorio Samsa, pasajero del vuelo 365 con destino a Praga. Por favor, preséntese urgentemente en la puerta de embarque. Gregorio Samsa, preséntese urgentemente en la puerta de embarque". Gregorio Samsa no apareció, pero yo esperé largo rato, deseando ver una cucharacha gigante, con su equipaje de mano, corriendo por los largos pasillos de un aeropuerto que no recuerdo.
9 comentarios
Cheeshire Cat -
Gustav Janouch cuenta que K. llamaba chinche a lo que nosotros entendemos por cucaracha. Pero da igual: lo mejor es la introducción de su libro. Una vida de penurias. K. es la piel triste que todos tenemos. Triste y persistente.
Gracias, Nomeacuerdo.
Anónimo -
J -
higronauta -
Pies Tachos -
Ella y su orgía -
Peter -
magnolico -
Dogbert Jr. -