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Nunca me gustó bajar a la plaza a jugar. La que había, y hay, junto a mi casa, era inhóspita, llena de cagadas de perro y con unos niños que me caían mal, de manera sistemática. Me gustaba más la plaza de mi primo. La plaza más rara del mundo. Era grande, blanca, y tenía un extraño anfiteatro, que quería ser romano pero era sesentero, que nos encantaba. Hace años que dejé de ir a ella, y hace algunos menos, dejé de ver a mi primo. Ahora tampoco hay plaza, ni anfiteatro, y al descubrirlo, recordé aquella vez que unos niños mayores que yo me propusieron formar parte del equipo de Indurain a cambio de que les prestase mi bici un rato. Les dije que no, y ahora podría ser Amstrong en lugar de Amstrong.
El Tour es mío
El Tour es mío
12 comentarios
Efrén -
Pedro -
Dogbert Jr. -
Gracias por el llamado.
Mañolico -
Perdón por el despiste: están muy juntas la "b" y la "v"
mañolico -
Y si encima te revelabas, te arriesgabas a recibir un buen pelotazo porque, claro, en los partidos de "los mayores" los "trallazos" (o "cañazos") estaban consentidos.
Benerifle -
nomeacuerdo -
magnólico -
Mousiké -
Piedad, no vayáis tan tápido, por favor.
SebastianDell -
Muy bonito el comentario, pero nada interesante que decir sobre él. Es como esos libros que los acabas y piensas "coño, que bueno", pero no dices nada. Pues así. Aproximadamente.
Pobre loco -
Pistacho -