Detonador industrial
He esperado que pasase la marea informativa sobre el misterioso caso de la gallega con detonador en la maleta para exponer públicamente mis sospechas, acordes a mi espíritu conspirador y amante de las imposturas. Lo que hemos vivido, informativamente, con esta joven, ha sido una clara muestra de ceguera, o cobardía, por parte de los medios tradicionales. Para subsanar sus errores estamos la vanguardia.
La pregunta más repetida estos días ha sido una como esta: ¿quién pudo poner un detonador y unas balas en la maleta de una joven peluquera inocente? Y rápidamente, todos miraban hacia afuera, con esa costumbre tan nuestra de echar balones fuera. Así, los sospechosos eran, no necesariamente por este orden: los botones del hotel, los maleteros del aeropuerto, el conductor del taxi, el vecino de habitación, que caminaba siempre mirando hacia atrás y tenía un sospechoso bulto en el sobaco. Muy bien, todos conocemos lo aficionados que son en los hoteles de todo el mundo a instalarte detonadores en las maletas. Sin embargo, hay dos personas de las que nadie ha sospechado en ningún momento: de la peluquera y de su marido. Dejando de lado que la chica tiene cara de culpable (problemas de la genética, supongo), mi teoría personal, y la que más puntos gana conforme lo pienso, es que el culpable de todo es el marido.
Me explico. Ha permanecido siempre en la sombra, no se le ha visto llorar (algo a lo que todo el mundo que sale en la tele es muy dado siempre), no ha hecho declaraciones, y nadie sabe quién es, a qué se dedica o cómo pasa el tiempo libre. Y si lo saben, lo han silenciado. ¿Por qué creo que ha sido el marido? Fácil. Estamos ante el clásico caso de marido que se casa enamorado, pero despistado, y que en el breve espacio de tiempo de la luna de miel, se da cuenta de que no soporta a su mujer. O cómo dijo otro alguna vez, se da cuenta que no tienen conversación suficiente para el resto de su vida. ¿Solución tradicional, pero escandalosa familiarmente hablando? Divorcio inmediato conforme bajan del avión. ¿Solución imaginativa, acorde con estos tiempos conspiparanoicos y terroristas? Comprar un detonador en el rastro, unas balas al maletero del hotel (¿a quién si no?) e introducirlas en la maleta de la mujer. El resto lo hacen los medios.
14 comentarios
v -
La vieja de enfrente -
magnólico -
Dogbert Jr. -
David Álvarez -
Tirnagoescha -
J. -
Sintomático -
Peter -
Ander Nocuela -
No me creo nada de la teoría. G. quiere despistarnos por alguna causa. ¿Por qué fue B. a Guatemala, país que curiosamente limita con México? Empecemos a investigar por ahí, pedrojotas.
Nahum -
La próxima historia para tu guión: "El extraño caso del detonador gallego". Parece un título de Ellery Queen...
J. -
sub -
josu -