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Azaña

 

Por razones que no vienen al caso, llevo una temporada visitando páginas de informática y otras creencias sobrenaturales. No he podido comprobar si todos los usuarios o dueños de las páginas tienen, como manda el tópico, gafas de pasta y cristales gruesos, además del pelo grasiento, porque casi ninguno de ellos ofrece una foto para comprobarlo. Esta falta de transparencia me lleva a afirmar, sin temor a equivocarme, que efectivamente, todos ellos tienen gafas de cristales huesos y pelo grasiento. Pero el asunto que me trae aquí hoy es otro. En mi periplo informático he comprobado que el 99% de estas páginas contienen faltas de ortografía que equivaldrían, en un sistema judicial decente, a una cadena perpetua o a un regresión a los tiempos de la EGB. Al principio pensé que se trataban de simples despistes, y los pasé por alto. Más tarde opté por intentar corregirlos, educadamente. Y hoy he decidido no visitar nunca más estas páginas, después de recibir una curiosa respuesta al tratar de explicar por qué Azaña (señor al que mi abuelo admiraba mucho) no es lo mismo que Hazaña (señor al que mi abuelo no conocía de nada). Ahí va:

"...esto es un blog tecnológico y no trata sobre letras ni lengua castellana, así que no pasa nada por cometer unas faltas y te lo digo con respeto".

Personalmente, pondría una coma después de "faltas".

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Siempre leo al despertarme. Y siempre olvido lo que leo entre brumas. Pero el otro día cayó en mis manos la entrevista al hijo de una famosa muerta en extrañas circunstancias. La entrevista era previsible. Menos su última frase. .

- ¿Qué es lo que más recuerdas de tu madre?

- El libro. Siempre iba con un libro entre manos, para que la gente viese que leía. En realidad era siempre el mismo, al que le iba cambiando el forro. Y nunca lo leía.

Dormir sin sueño

Dormir sin sueño

Lo mejor de responder a una entrevista es la posibilidad de mentir. Reescribir tu propia vida, inventar una nueva personalidad o afinar una ya inventada. En las pocas que he concedido (soy como Salinger, pero íbero), he aprovechado para sembrar gazapos, difundir bulos o inventarme vidas no necesariamente mejores. Ahora me enfrento, con mi amigo J. C. a un cuestionario doble, dirigido a los dos, por una película breve e insomne que dirigimos hace tiempo, y que han decidido rescatar en un festival con patillas. Después de leer las preguntas, hemos decidido sumar nuestras respuestas, sin leerlas, y componer un cadáver exquisito del que saldrá una nueva personalidad, una nueva historia inventada, quizás más real que la real. Rescato esto de la primera respuesta doble:

Nosotros dormimos muy bien durante el rodaje. Hay amigos a los que ver el corto les ha dado insomnio. 

Detonador industrial

Detonador industrial

He esperado que pasase la marea informativa sobre el misterioso caso de la gallega con detonador en la maleta para exponer públicamente mis sospechas, acordes a mi espíritu conspirador y amante de las imposturas. Lo que hemos vivido, informativamente, con esta joven, ha sido una clara muestra de ceguera, o cobardía, por parte de los medios tradicionales. Para subsanar sus errores estamos la vanguardia.

La pregunta más repetida estos días ha sido una como esta: ¿quién pudo poner un detonador y unas balas en la maleta de una joven peluquera inocente? Y rápidamente, todos miraban hacia afuera, con esa costumbre tan nuestra de echar balones fuera. Así, los sospechosos eran, no necesariamente por este orden: los botones del hotel, los maleteros del aeropuerto, el conductor del taxi, el vecino de habitación, que caminaba siempre mirando hacia atrás y tenía un sospechoso bulto en el sobaco. Muy bien, todos conocemos lo aficionados que son en los hoteles de todo el mundo a instalarte detonadores en las maletas. Sin embargo, hay dos personas de las que nadie ha sospechado en ningún momento: de la peluquera y de su marido. Dejando de lado que la chica tiene cara de culpable (problemas de la genética, supongo), mi teoría personal, y la que más puntos gana conforme lo pienso, es que el culpable de todo es el marido.

Me explico. Ha permanecido siempre en la sombra, no se le ha visto llorar (algo a lo que todo el mundo que sale en la tele es muy dado siempre), no ha hecho declaraciones, y nadie sabe quién es, a qué se dedica o cómo pasa el tiempo libre. Y si lo saben, lo han silenciado. ¿Por qué creo que ha sido el marido? Fácil. Estamos ante el clásico caso de marido que se casa enamorado, pero despistado, y que en el breve espacio de tiempo de la luna de miel, se da cuenta de que no soporta a su mujer. O cómo dijo otro alguna vez, se da cuenta que no tienen conversación suficiente para el resto de su vida. ¿Solución tradicional, pero escandalosa familiarmente hablando? Divorcio inmediato conforme bajan del avión. ¿Solución imaginativa, acorde con estos tiempos conspiparanoicos y terroristas? Comprar un detonador en el rastro, unas balas al maletero del hotel (¿a quién si no?) e introducirlas en la maleta de la mujer. El resto lo hacen los medios.

Incidencia de envío

 

Ayer recibí una extraña llamada. Era de un número de Madrid desconocido. Descolgué y una señorita automática y programada me informó de lo siguiente:

"Su servicio ha sido cancelado. Vuelva a intentarlo pasados unos minutos. Muchísimas gracias".

Llueve mucho, y yo no había contratado ningún servicio.

Negro

Negro Recuerdo la vez que me propusieron ser negro de un escritor. O más bien, de alguien que iba a publicar un libro pero que no sabía escribir (¿no hay leyes contra estas cosas?). No dudé un instante en responder que sí: la posibilidad de colar homenajes a mis amigos en un texto ajeno, bromas internas, guiños y bombas de relojería era demasiado tentadora. Sin embargo, el libro nunca se llegó a escribir. Ahora tengo que escribir un discurso de agradecimiento para alguien querido, y aunque lo intento, no se me ocurren maldades que esconder entre líneas. 

Tormenta nº1

Tormenta nº1

Conducíamos hacia la tormenta, por un camino de tierra similar al de la imagen, en silencio, con la radio estropeada y el recuerdo de otras lluvias de otoño en los cristales. Y entonces, alguien preguntó:

- ¿A dónde viajan las tormentas? 

0/1/0/1/1/0

0/1/0/1/1/0

Todos tenemos momentos de inspiración poética. Yo los tengo dormido, y nunca los recuerdo. Un programador informático, anónimo, oculto tras un host y un proxy, me regaló ayer una poesía que ya he copiado en mi cuaderno para soñarla despacio:

Estás accediendo a una IP compartida por varios hostings, por lo que no puedes visualizar la página web a través de la IP.
Utiliza la url temporal que figura en la entrada del panel de control de tu ho
sting para ver la página en caso de que las DNS de tu dominio todavía no estén propagadas. 

Otras manos

 

 

Estos días escribo cosas de manos.
Ayer por la noche, medio dormido, escojo un libro al azar.
Comienza con el relato de alguien a quien transplantan por error las manos de un estrangulador.

Y en ese momento, las páginas escritas con manos, que tengo encima de la mesa, cobran vida, y apenas consigo escribir estas líneas antes de lanzarme a la calle, en busca de mi próxima presa.

 

Internet es mi memoria

Internet es mi memoria Lo dijo Chris Marker, pero lo había olvidado. Los ordenadores se han convertido en nuestra memoria. Y es cierto. Llevaba tiempo buscando por mis cajones esta foto sin encontrarla. revolviendo entre mis recuerdos para dar con ella, o con la cinta de la boda de una amiga que perdí antes de poder montar su vídeo. Y al final, ha sido Google, con su memoria prodigiosa y aterradora, la que me ha entregado una foto mía, colgada en la red, en algún punto que ya no existe.

Yo tampoco

Yo tampoco Mejor: recuerdo la fórmula, y recuerdo el momento de lucidez en que conseguí entender qué es lo que quería decir. Pero se me olvidó.

Duda nº6

Duda nº6

Leo en un blog amigo: "Hola a todos...ahora mismo salgo para mi siguiente punto en la ruta. aqui no habia internet asi que mi proxima cronica sera en breve".

Como no tengo razones para dudar de que lo que dice es verdad, me pregunto: ¿es posible escribir en internet sin tener internet? O más aún: ¿es posible escribir si no se puede escribir? Quizás la respuesta la tengan los ciegos que leen libros.

EIN (1)

EIN (1)

Nomeacuerdo investiga. Tras meses y meses de trabajo silencioso, de análisis riguroso, de rastrear el espectro televisivo con aparatos del más alto nivel, me complace presentar los resultados del EIN (Equipo Investigador Nomeacuerdo): Jordi Hurtado está muerto.

Este señor, que cinco días a la semana, desde hace diez años, presenta un espacio televisivo denominado Saber y Ganar, está muerto. Y quizás él no lo sabe todavía, pero a mí no me cabe ninguna duda. Las evidencias son muchas, y están, todos los días, a la vista de cualquiera, pero ha sido necesario esperar a la creación del EIN para desvelar el gran complot de la España contemporánea. Evidencias:

1. Desde hace diez años, este señor no ha cambiado NADA. Sigue igual que el primer día, no ha perdido ni un pelo, no ha ganado arrugas, no ha cambiado de gafas.
2. Nadie en su sano juicio presenta un programa así durante diez años seguidos. Si estuviese vivo, como pretenden los judeo-masones contemporáneos, habría cambiado de programa, aunque sólo fuese por variar, y por dar la sensación de que el país avanza.
3. Y esta es la más importante: nunca comparte plano con nadie. Repito: nunca comparte plano con nadie. Una observación rutinaria del programa provoca altas sospechas de que ese señor es un robot, o está muerto, pero un análisis detallado desvela que Jordi Hurtado jamás sale en el mismo plano con los concursantes, o con el señor que lee las preguntas en O.S. A esta evidencia se le puede poner una pequeña pega: al final de programa, alguien que parece ser Jordi Hurtado, que sale del sitio donde presenta Jordi Hurtado, y que se mueve como Jordi Hurtado, comparte plano con los concursantes. Cierto. ¿Cuál es el problema? Que en ese plano, suficientemente lejano, e iluminado en un evidente contraluz, al señor que hace de Jordi Hurtado no se le ve la cara. ¿Por qué? Porque es otro.

La teoría: ya la he repetido, pero la desarrollo. Jordi Hurtado está muerto. Y nadie, excepto los miembros de TVE, el equipo del programa, y ahora nosotros, lo sabe. Es evidente que a este señor, a sabiendas de que iba a desaparecer del mapa, le hicieron grabar TODAS las respuestas y preguntas posibles, con todos los trajes y corbatas posibles, sobre un fondo neutro, y que llevan años cortando y pegando sus intervenciones con las de los concursantes.

Hasta aquí la primeraentrega del EIN. De nada.

Invisible

Invisible Si escribiese la crónica de los últimos días, visita motera incluída, debería aparecer, por segunda vez consecutiva en este blog sin memoria, algún miembro de los Cuerpos de Seguridad del Estado. Y es tan cansado hacerlo que os dejo con una crónica inexistente que comienza en un restaurante comunista y termina en un bar de guardias civiles. 

 

 

El río

El río

Llevo días tratando de escribir sobre una extraña sensación que me asaltó el otro día, al volver a mi ciudad, y cruzar a pie, por primera vez en muchos años, uno de los puentes que cruzan su río. Era de noche, y las aguas oscuras apenas se veían, iluminadas por las luces rápidas de coches lentos. Pero no lo consigo. 

Recuerdo las sensaciones, pero no encuentro las palabras que las representan. Recuerdo mis impresiones, pero no cómo se traducen a este extraño código de letras. Recuerdo, incluso, que escribí mentalmente un pequeño relato mientras caminaba hacia mi casa. Pero lo he olvidado.  

26 horas

26 horas El protagonista de La Jetée, de Chris Marker, es capaz de viajar en el tiempo gracias a una imagen de infancia fuertemente grabada en su memoria. Yo, sin blanco y negro, y en plan modesto, he descubierto una manera mucho más sencilla de viajar en el tiempo, no saber en qué día vives, olvidar quién eres y en qué trabajabas antes de estar casi dos días seguidos sin dormir. Si alguien tiene pistas sobre mí mismo, por favor, se ponga en contacto con la Cámara de escritura para desocupados.

Duda nº 5

Duda nº 5 Intento acordarme de si he visto algún eclipse alguna vez, pero sólo encuentro en mi memoria fragmentos de informativos, fotos de periódicos y locutores de radio. ¿Sirven las imágenes ajenas como recuerdos propios?

Duda nº 4

Duda nº 4 ¿Sigue existiendo la letra Ch? ¿Y por qué?

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Me dirán que no, que lo hace una máquina, que hay programas para eso, que estoy loco, que me vaya a Rusia. Pero yo estoy firmemente convencido que esas combinaciones absurdas de letras que hay que teclear en internet para leer un artículo, opinar sobre un artículo, escribir un artículo o insultar a un artículo, las hace alguien.

Sí, hay un becario, o no, que trabaja ocho horas juntando letras de manera aleatoria, eligiendo colores, inclinaciones, deformaciones, para hacernos a todos la vida un poco más tonta. Y yo me pongo en el lugar de ese becario y pienso que si me tocase a mí hacer ese trabajo, escondería mensajes en las letras. Mensajes de amor, secretos, mentiras, rumores y propaganda política de mí mismo.

¿Y quién te ha dicho que no trabajo haciendo eso?

Duda nº 3 (para recuperar el tono)

Duda nº 3 (para recuperar el tono)

Exposición sobre las vanguardias soviéticas. Domingo por la tarde. Bastante gente. Muchos carteles, muchos diseños, mucha propaganda. Mucha ilusión y la sensación de que aquellos señores creían en lo que hacían: el arte puede cambiar el mundo.

- Señora: mira, este cartel se parece al anuncio del coche ese.

- Señor: ¿qué coche? 

- Señora:  el de Luis, el rojo nuevo.

 ¿Qué haría hoy en día Rodchenko, Eisenstein, Vertov, El Lissitzky?